miércoles, 16 de abril de 2008

Lectura segunda.

LA FUENTE DE ROLDÁN

Por el camino que sube

sin prisas y sin parar

desde la Erías al puerto

-es digno de contemplar-

brota una fuente en la peña,

que es la fuente de Roldán.

Roldán el batallador,

Roldán, el de la verdad,

sobrino de Carlomagno

y tan dulce en el amar.

Aquel por quien doña Alda

suspira sin descansar,

a quien toda Francia espera

victorioso regresar.

Con Carlomagno se alista

para tratar de doblar

la bella tierra de España,

esta tierra sin igual.

Pero la muerte es traidora

y le espera en su lugar.

Un día por estas laderas

quiso trepar y trepar;

muy fuerte era la pendiente,

muy espeso el matorral

y el bravo guerrero suda

el esfuerzo de su afán.

Siente sed el caballero,

abrasa como un volcán;

las entrañas de su cuerpo

amenazan reventar.

El arroyo no está lejos,

pero pendiente abismal

separan las aguas frescas

de su seco paladar.

Con la furia del enfado

da un golpe en el peñascal

y su espada Durindana

hundiéndose hasta el puñal

abre una brecha en la peña,

tan honda, tan especial,

que al instante en agua fresca

hace que rompa a brotar.

La tradición desde entonces

la llama fuente Roldán.

José Luís Sánchez Martín

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