miércoles, 16 de abril de 2008

Lectura quinta.

UNO DE BRUJAS

Érase una vez que había en un país al otro lado del mundo, más allá de las Hurdes altas, una bruja buena y otra mala. La bruja buena, que era rica, tenía un escudo y una escoba de oro. La bruja mala, que tenía una escoba sucia, vieja y fea, era muy envidiosa y quería quitársela.

- ¡Se va a enterar esa presumida! -pensó justo antes de irse a dormir.

Urdió un plan y se decidió a ponerlo en práctica.

Una noche, aprovechando que la bruja rica estaba durmiendo, la bruja mala se acercó hasta la cueva de la bruja buena, entró con mucho cuidado, sin hacer ruido, y se llevó el escudo y la escoba de oro que tenía junto a la cama.

Al día siguiente, por la mañana, cuando la bruja buena despertó, se dio cuenta que no estaban el escudo y la escoba de oro en el lugar que los dejó por la noche.

- ¡Maldición, me han robado! ¡Saldré a investigar quién ha sido! ¡Seguro que ha sido la bruja mala!

La bruja buena preparó la comida, la ató con un trapo para hacerse un atillo y se puso a buscar por los caminos. Cansada, se paró a descansar en una fuente que había en un recodo, bajo unos chopos. Vio que se acercaba un brujo. Pensó que podría preguntarle si sabía algo del asunto del robo. Pero antes que ella abriera la boca, el brujo se adelantó a decirle:

- ¿Qué te pasa hermana?

- Que me han robado...¿Sabes dónde se encuentra el castillo de la bruja mala?

- Lo siento, pero no lo sé...

La bruja buena le ofreció algo de comer a ese brujo tan guapo. Luego, siguieron caminando juntos, sin rumbo fijo que seguir durante bastante tiempo.

De tanto estar juntos se acabaron enamorando poco a poco el uno del otro. Se gustaban y se encontraban a gusto dándose compañía. De repente, el brujo se para, coge a la bruja por los brazos, la mira a los ojos con dulzura y le ruega:

- ¿Te quieres casar conmigo?

- ¡Claro que sí, me encantaría....pero antes tengo que recuperar lo que es mío, mi escudo y mi escoba de oro!

- ¡No te preocupes, yo te ayudaré querida!

La bruja buena aceptó y quedaron comprometidos. La bruja mala, desde lo alto de un promontorio rocoso, vigilaba con un telescopio todos los movimientos de todo aquel que pasara cerca de su castillo. Estaba rabiosa porque quería que el brujo se casara con ella.

Pero al mover el telescopio, el cristal de la lente produjo un resplandor y la bruja buena se dio cuenta que en la cima de la peña se escondía alguien. Subieron a ver quién era... ¡Era la bruja mala! ¡Y tenía con ella las cosas que había robado!

Con la ayuda del brujo, la bruja buena, como era de esperar, venció a la bruja mala y pudo recuperar su escudo y su escoba de oro. Como castigo, obligaron a la bruja mala a marcharse del país y no aparecer por su castillo nunca más.

Finalmente la bruja buena se casó con el brujo y se quedaron a vivir en el castillo de la bruja mala, que había sido vencida y desterrada. Tuvieron muchos hijos brujos y muchas hijas brujas, y se lo pasaron súper maravillosamente.

Oye..., sí tú, el que estás leyendo..ya veo que no tienes nada que hacer esta tarde. Te propongo un plan:

¿Quieres venir por el castillo de la bruja buena, a divertirte un rato? Si te decides, sólo tienes que avisar. La bruja se sentiría encantada de mandarnos una escoba y estamos allí en un momento, y así podremos conocerlos y jugar un rato con sus hijos. ¿Vale?

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